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Cambio...¡hoy!

He escuchado muchas quejas sobre el estado de los jóvenes dentro y fuera de las congregaciones sobre  su sexualidad, su educación, el emocionalismo, ...esto y aquello...pero ¿de quién es la culpa?. Sería muy sencillo culpar a los padres y decir que por estar lejos de Dios o por pensar sólo en dinero y en sus trabajos, en darle todo a sus hijos y que nos les falte nada, por darles todo los han convertido en esto... bla, bla, bla, pero ¿y las congregaciones?, acaso ¿no es responsabilidad de la congregación arropar, guiar y encaminar a los jóvenes?.

Si bien es cierto y nuestra sociedad cada día está más corrompida y sucia, las congregaciones deberían ser esos oasis en medio del desierto de este mundo...!ja¡, ¿qué podemos esperar de una congregación que se preocupa por preparar canciones para que los jóvenes salten y brinquen y no porque les hable y toque su corazón; si preparan actividades y desgastan a su liderazgo en éstas para que un puñado de jóvenes ya creyentes (los mismos de siempre) asistan a X o Y evento; si no se les habla de santidad sino de finanzas y recursos y de cómo Dios le va a prosperar si hace esto o aquello.

Yo sé que no hay congregación perfecta, que los pastores tratan de hacer lo mejor, y eso debe ser así. No quiero juzgar las motivaciones de cada uno de  ellos, pero si quiero enfatizar y poner sobre aviso a quien lea esto, de la falta de herramientas BIBLICAS y espirituales con las que cuentan las congregaciones y sus grupos juveniles. Digo Bíblicas y espirituales, porque es cierto que todas las congregaciones tienen un montón de herramientas pero en las cuales no involucran, o lo hacen en mínima proporción, a la Biblia y todas sus recomendaciones.

Debemos procurar escuchar a nuestros jóvenes y ponerlos a trabajar en la obra, ya basta de consentir su mediocridad espiritual, debemos hacerlos ganadores de Almas, dotarlos de herramientas para su vida, dejar de lado los paños de agua tibia y llenarlos del fuego del Espíritu, aprovechar su impetuosidad y fogosidad para encaminarlos en la senda de los ganadores de almas, porque ¿para qué estamos? sino para eso, para ser ganadores de ALMAS.


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