Uno de los mejores regalos que Dios le hizo a la humanidad es la Biblia. La Biblia es, literalmente, la forma en la cual Dios mismo se revela y se comunica con la humanidad. Todo lo que sabemos sobre Dios viene de las Sagradas Escrituras y contienen todo lo necesario para ser un Cristiano y vivir la vida según esta convicción.
Sin embargo, ¡hay muchas cosas que seguidores de Cristo – creyentes en las Escrituras y fieles a sus iglesias – creen que NO SON BÍBLICAS en lo absoluto!
¿Cómo es que sucede esto?
Muchas veces escuchamos a alguien decir algo que nos gusta y nos hace sentido, y luego lo repetimos como si fuera de parte de Dios sin corroborar las Escrituras. Hay algunos de estas frases y afirmaciones que han sido tan popularizadas, que hay quiénes – incluso pastores – ¡que afirman que son versículos de la Biblia!
Veamos unas 8 frases que NO son Bíblicas y que algunos Cristianos creen.
1. “Ayúdate que yo te ayudaré.”
En realidad esta frase es anti-Evangelio. Esa actitud de auto-dependencia y farisaísmo – o esa actitud de que “esforzándote más lo harás mejor” – puede estorbar el trabajo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Aunque es cierto que Dios nos dio unas capacidades, talentos y raciocino, eso no debe desviar del hecho que dependemos de Él. La realidad del evangelio es otra: Cristo ayuda a aquellos que mueren a sí mismos (Mateo 16:24).
2. “Dios quiere que yo sea feliz.”
Por alguna razón, es algo común pensar en Dios como nuestro asistente personal, esperando a que nosotros pidamos algo para darnoslo. Es impresionante la cantidad de pecado que justificamos porque creemos que “Dios sólo quiere que yo sea feliz.” La felicidad es una emoción que es a base de nuestras circuntancias – y esas cambian constantemente. Dios quiere que seamos obedientes a Él, que le confiemos y que todo lo que hace obra para bien, aunque no nos haga sentir “felices” en ese momento (Romanos 8:28).
3. “Todos somos hijos de Dios.”
La realidad es que todos somos creación de Dios, pero no todos le pertenecemos. Sólo aquellos que se han arrepentido de sus pecados, que han puesto su fe en Jesucristo como Señor y Salvador, y a quienes Dios le ha dado su Espíritu Santo pueden llamarlo “Padre” (Romanos 8:15-16).
Aquellos que no tienen a Jesús como su Salvador no son Sus hijos:
“Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo —el líder de los poderes del mundo invisible—, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios.” (Efesios 2:1-2)
“Por lo tanto, podemos identificar quiénes son hijos de Dios y quiénes son hijos del diablo. Todo el que no se conduce con rectitud y no ama a los creyentes no pertenece a Dios.” (1 Juan 3:10)
Tomado de aquí.
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