Si te gusta...

¿Pasión o dinero?.

Actualmente es muy común escuchar, ver o leer en cualquier medio de comunicación que uses, cosas como "sigue tu pasión", "haz lo que te apasione", "tu pasión, tu decisión", entre otras tantas frases motivacionales  que buscan llamar tu atención y hacerte creer que puedes tomar el control de tu vida y tomar mejores decisiones para lograr lo que desees.

Nada mas lejos de la realidad.

En un mundo globalizado donde querer es un mal adaptado, sinónimo de poder, en el que nuestros jóvenes luchan por "ser alguien" y nuestros niños son absorbidos por tecnologías diseñadas para la insensibilización, no sé que tan factible sea hablar de verdadera pasión por hacer algo. Basta con echarle una ojeada a los canales de youtube, las páginas de Facebook, cuentas de Instagram o cualquier otra red social  para ver un montón de personas haciendo, eso si, lo que les place y ganando dinero por ello, pero verdaderamente ¿les apasiona?.

Es, en demasía, difícil juzgar la pasión de otro ser humano por algo, pero veamos unos ejemplos de personas apasionadas por algo: Albert Einstein, Frida Kahlo, Walter Disney, Adolfo Hitler,  Teresa de Calcuta, Joseph Stalin, (y aquí debo hacer claridad hablamos de su pasión no de la moralidad de sus acciones) por nombrar algunos ejemplos de seres humanos apasionados y que de alguno u otra forma dejaron un legado, bueno o malo, pero legado al fin. Ver estas vidas, sus acciones y legado nos simplifica identificar y hacer una afirmación: eran apasionados. Apasionados por servir, por las artes, por la sociedad, por su patria, por la ciencia... por una motivación personal, propia, de la que se adueñaron, eran apasionados.

Bien diferente la pasión de hoy, que es literalmente un vano deseo por las posesiones y el dinero, no hay nada mas allá de ser conocido o reconocido por un público cada día mas ávido de actos teatrales de "amor", de canciones agresivas contra la dulzura y la feminidad, por irrefrenados e incontrolables deseos de hacer lo que me de la gana... esa es la pasión, de nuestros youtubers, nuestros bloggers, los instagramers y demás "sanguijuelas sociales". 

Me gusta vivir bien, tener dinero para sufragar mi estilo de vida, pero si tengo algo claro, si escribo es porque me apasiona no por ganar dinero.

No me gusta Messi, pero...

Me gusta el fútbol y otros deportes, pero el fútbol despierta un sentimiento especial en mí. Soy hincha de un equipo de mi ciudad y apoyo a algunos que me gustan en el extranjero, en el caso puntual de España me gusta el Real Madrid, claro está desde los años 90, el Real de Raúl, Mijatovic, Seedorf, Roberto Carlos hasta llegar a los galácticos de la primera década de los 2000...en fin, eran mejores épocas.
Como seguidor del Real Madrid nada del Barcelona me gusta. No me gusta Piqué, aunque sea esposo de Shakira, no me gusta Iniesta, aunque sea un excelente mediocampista, no me gusta Neymar, aunque se diga ser "cristiano" y lleve el nombre de Jesús a toda final que juegue, y no me gusta Messi, aunque sea el mejor jugador del mundo.

Pero sinceramente sé que el hecho de que a mí no me guste no le ha de quitar al club, ninguno de los más de 10 títulos que ha conseguido desde el 2010 hasta el presente, o dejará  a Messi sin uno de los 5 balones de Oro que ha ganado hasta el momento. Simplemente el hecho de que no me guste el Barcelona no lo hace un mal equipo.

Todo esto para ejemplificar algo muy cotidiano, yo diría, común en el ámbito religioso: el no me gusta. Y es que hoy en día todos dicen de los hombres visibles del evangelio lo que les venga en gana. Dicen que son ladrones, mentirosos, falsos profetas, apóstatas, engañadores, estafadores, entre tantos otros remoquetes. Puede que de uno o dos de los que hablen  tengan razón, porque "por sus frutos los conoceréis" pero dudo mucho que de todos y cada uno de los que hablan sean lo que ellos dicen; y ¿por qué lo dicen?, si son sinceros y les cuentan a las personas que leen sus post o artículos en Internet, deberían asumir que es única y sencillamente porque no les gusta. Sea la forma de ser, la forma de predicar, la forma de hablar, la esposa, los hijos...algo, así sea pequeño, les disgusta. Muchos vamos a nuestra congregación y no nos gusta el mensaje, no nos gusta el pastor, no nos gusta la alabanza, no nos gusta el trato del diácono, el servicio del parking. la cafetería, etc. Pero volviendo al ejemplo futbolístico, eso no lo hace malo.

No importa si no me gusta que Dante Gebel cuente chistes en su congregación o que al pastor Eduardo Cañas le digan "apóstol", si Armando Alducin se confunde y enrreda, si Chuy Olivares parece más un profesor que pastor...en fin, el que a mi o a ti te disguste X o Y cosa de tal o cual predicador o congregación no los hace malos o les quitará el hecho de que hagan lo que, tal vez tu y yo no hacemos: ganar almas para Cristo.

A mi no me gusta Messi, pero hay millones de personas que disfrutan viéndolo jugar, hacer goles, ganar títulos y mucho dinero.  Puede que a nosotros no nos guste algún predicador, congregación o denominación pero otros disfrutarán escuchando, asistiendo y aprendiendo de ellos, además así como Messi recibe su pago no por el número de fans, los predicadores y congregaciones recibirán su pago, no por gustarnos sino por llevar almas al conocimiento de Cristo.

  

Jesús no es religión...el cristianismo sí.

Hace mucho tiempo que noto una tendencia constante y creciente de personas creyentes que afirman y repiten que el cristianismo no es una religión. La razón principal es porque asociamos la palabra religión a algo malo y porque pensamos que religión es lo opuesto a tener una relación personal con Dios.

Para corregir esto lo primero que debemos hacer es distinguir entre «religión» y «religiosidad».  

Según el diccionario VINE, en el Nuevo Testamento el término griego para religión es «threskeia» que también se puede traducir como «culto religioso o ceremonia religiosa» y es utilizado en Santiago 1:26,27 para definir la «religión pura» delante de Dios, que consiste según el texto en: «visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.» Con esto vemos que no hay ningún problema bíblico en identificar el cristianismo como una religión. Con los ejemplos de Santiago podemos afirmar con absoluta confianza que el Cristianismo es la religión del amor al prójimo y sobre todo de la santidad delante de Dios.

Por el otro lado, está la palabra religiosidad que en el Nuevo Testamento, según el mismo diccionario VINE, proviene del término griego «deisidaimon» que literalmente significa temer o reverenciar a los demonios y comúnmente es traducido como «supersticioso» o «religioso». Esta es la palabra que se utiliza en Hechos 17:22 cuando Pablo se dirige a los atenienses, note:

«Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago, dijo: "Varones Atenienses, percibo que ustedes son muy religiosos en todo sentido.»

Podemos decir entonces que religioso es aquel que erróneamente cree que por seguir ciertos rituales o supersticiones puede ganar el favor de Dios. Dicho de otra forma, el religioso es aquel que cree que por sus obras puede alcanzar la salvación.

La religiosidad menosprecia el sacrificio de Cristo al considerarlo insuficiente; mientras que, en cuanto a la salvación la Biblia dice: Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.  

Concluimos volviendo a las palabras de Santiago en donde la religión tiene que ver con:

 1.- Hacer buenas obras. Estas buenas obras no las hacemos para ser salvos y acercarnos a Dios, sino porque Dios se acercó a nosotros y nos ha salvado.

 2.- Vivir en santidad. Esta religión no es contraria a mi relación con Dios sino que es la forma de evidenciarla en mi vida conforme a Su voluntad expresada en la Biblia.

Tomado de aquí.

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