Me gusta el fútbol y otros deportes, pero el fútbol despierta un sentimiento especial en mí. Soy hincha de un equipo de mi ciudad y apoyo a algunos que me gustan en el extranjero, en el caso puntual de España me gusta el Real Madrid, claro está desde los años 90, el Real de Raúl, Mijatovic, Seedorf, Roberto Carlos hasta llegar a los galácticos de la primera década de los 2000...en fin, eran mejores épocas.
Como seguidor del Real Madrid nada del Barcelona me gusta. No me gusta Piqué, aunque sea esposo de Shakira, no me gusta Iniesta, aunque sea un excelente mediocampista, no me gusta Neymar, aunque se diga ser "cristiano" y lleve el nombre de Jesús a toda final que juegue, y no me gusta Messi, aunque sea el mejor jugador del mundo.
Pero sinceramente sé que el hecho de que a mí no me guste no le ha de quitar al club, ninguno de los más de 10 títulos que ha conseguido desde el 2010 hasta el presente, o dejará a Messi sin uno de los 5 balones de Oro que ha ganado hasta el momento. Simplemente el hecho de que no me guste el Barcelona no lo hace un mal equipo.
Todo esto para ejemplificar algo muy cotidiano, yo diría, común en el ámbito religioso: el no me gusta. Y es que hoy en día todos dicen de los hombres visibles del evangelio lo que les venga en gana. Dicen que son ladrones, mentirosos, falsos profetas, apóstatas, engañadores, estafadores, entre tantos otros remoquetes. Puede que de uno o dos de los que hablen tengan razón, porque "por sus frutos los conoceréis" pero dudo mucho que de todos y cada uno de los que hablan sean lo que ellos dicen; y ¿por qué lo dicen?, si son sinceros y les cuentan a las personas que leen sus post o artículos en Internet, deberían asumir que es única y sencillamente porque no les gusta. Sea la forma de ser, la forma de predicar, la forma de hablar, la esposa, los hijos...algo, así sea pequeño, les disgusta. Muchos vamos a nuestra congregación y no nos gusta el mensaje, no nos gusta el pastor, no nos gusta la alabanza, no nos gusta el trato del diácono, el servicio del parking. la cafetería, etc. Pero volviendo al ejemplo futbolístico, eso no lo hace malo.
No importa si no me gusta que Dante Gebel cuente chistes en su congregación o que al pastor Eduardo Cañas le digan "apóstol", si Armando Alducin se confunde y enrreda, si Chuy Olivares parece más un profesor que pastor...en fin, el que a mi o a ti te disguste X o Y cosa de tal o cual predicador o congregación no los hace malos o les quitará el hecho de que hagan lo que, tal vez tu y yo no hacemos: ganar almas para Cristo.
A mi no me gusta Messi, pero hay millones de personas que disfrutan viéndolo jugar, hacer goles, ganar títulos y mucho dinero. Puede que a nosotros no nos guste algún predicador, congregación o denominación pero otros disfrutarán escuchando, asistiendo y aprendiendo de ellos, además así como Messi recibe su pago no por el número de fans, los predicadores y congregaciones recibirán su pago, no por gustarnos sino por llevar almas al conocimiento de Cristo.
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