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Sobre la religiosidad

Hace algunos días hice un comentario en un muro de facebook y me han sabido recordar el lado mezquino y cruel de la religión. Cómo actúa en la mente de personas, que si bien, aman a Dios y anhelan servirle, terminan por hacerse a ellos mismos dioses, eligiendo qué es o no de Dios, indicando como hacer las cosas o no para agradarle, haciéndonos escuchar música, según ellos, "más espiritual" y hasta se adjudican el derecho de decidir quien es salvo o no.

Me entristece sobremanera pensar y creamos conocer a Dios más o mejor, suponer que le conocemos tan profundamente como para rechazar algo o a alguien por El y hasta el usar su palabra para excusarnos, juzgando a quienes no piensan como nosotros, burlándonos de sus ideas y señalándolos como apóstatas o falsos creyentes.

¿Dónde está el amor para enseñar, donde está la sabiduría que enseñan los proverbios al callar y no hacerse necio, dónde esta Dios en nuestros juicios...? Pocos de nosotros hemos aprendido de quien subió a una cruz sin alegar, sin siquiera demostrar rencor por quienes le crucificaban, nada hemos aprendido de aquél a quien le escupieron y golpearon hasta ver su carne.

No seamos jueces nosotros, si hay algo que te incomode de tus hermanos o de tu congregación, quien eres para decidir si es o no correcto delante de Dios, presenta tus objeciones o comentarios, no delante de un hombre imperfecto, sino delante de aquel a quien le pertenece tanto la vida de tu hermano como la congregación o lo que sea que te incomode, todo es de El y creo que a El le gustaría saber si estas conforme o no, si piensas en algo por mejorar o si definitivamente hay cosas imposibles de conciliar; además ¿por qué ofenderte con el producto si puedes quejarte con el fabricante?.

Estoy mas que seguro: para otros, tu y yo somos tan apóstatas como  aquel a quien tu consideras  uno de esos. Entonces déjalo todo en manos de Dios y no te afanes por hacer juicios a la ligera, tu no sabes si a Dios en realidad le parece bien la manera de hacer las cosas de tu hermano y condena aquello que tu opaco y engañoso corazón tilda de bueno.


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